La dicha en la esclavitud
"¡Por fin una mujer que confiesa! ¿Confiesa el qué? Eso que las mujeres siempre han rechazado ( pero nunca tanto como hoy). Aquello que los hombres les han siempre reprochado: que no dejen de obedecer a su sangre; que en ellas todo sea sexo, incluso sin cesar su espíritu. Que habría que alimentarlas sin cesar, lavarlas y maquillarlas, sin cesar pegarlas. Que necesitan simplemente un buen amo y un amo que desconfie de su bondad, porque ellas, para hacerse amar por otros, utilizan todo el ardor, la alegría y el carácter que les infunde nuestra ternura en cuanto ésta se les manifiesta. En suma, que has de llevar el látigo cuando vas a verlas. Son pocos los hombres que no hayan soñado con poseer a una Justine. Pero, que yo sepa, ni una sola mujer había soñado con ser Justine".
La dicha en la esclavitud - Jean Paulhan
La dicha en la esclavitud - Jean Paulhan
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