En la hora de la siesta...

He dormido la siesta, estaba cansada.
Y te he pensado, te he imaginado, sin darme cuenta mis pensamientos han volado hacía tu recuerdo.
Creo que dormía pero te he sentido acostado a mi lado en la cama, mi cuerpo buscaba tu cuerpo, y te sentía tomándome.
Creo haber despertado, pero he deseado seguir durmiendo e imaginando que Tú mi Señor tomabas mi cuerpo, y ya no sé si era en mis sueños pero te he sentido cerca, estabas allí a mi lado, que ambos retozábamos bajo las sabanas.
No sabía si soñaba o si realmente Tú eras quien me visitaba en ese dulce momento.
He seguido con los ojos cerrados, imaginándote sintiéndote apoderarte de mi cuerpo, deseando seguir con mi dulce siesta en la que Tú seguías adueñándote de mi ser.
Sentí que habías estado allí, en mis sueños y cuando desperté seguí pensando en Ti.
Mi sexo humedecido delataba mis pensamientos y mi deseo…
Me pregunto quién eres, como has logrado que te evoque incluso en sueños, que te necesite de este modo, que no exista ya resistencia alguna en mí y tan sólo desee servirte, ofrecerte mi cuerpo, entregarte mi alma…
Quién eres mi Señor que perturbas de este modo mi sosiego, que asaltas mi realidad y mis sueños con tu recuerdo, con tu añoranza.
Tan sólo deseo que mi camino de entrega a Ti te inunde de gozo, que tu deseo hacía mí me convierta pronto en tu puta, en tu zorra, en tu esclava.
Deseo ser la protagonista de tus sueños, que tu único pensamiento sea poseerme, usarme, castigarme y tomar mi cuerpo para saciar esta sed de Ti.
Estás siempre presente, incluso cuando creo que no te voy a pensar, cuando menos lo espero, mi alma busca tu alma, soy feliz de haberte encontrado mi Señor….